Roto (pieza # 786)
El áspero sabor del tabaco
recorriendo mis vocales y sonidos pausados, intento no llorar, pero es casi
inevitable. La vida sigue cuesta arriba, bajo el sol abrazador y los zopes
dibujando círculos deformes mientras suena una canción lejana en la tv de algún
bar de mala muerte. Extraño lo que solías ser cuando no estabas conmigo, y me
pregunto ¿en que te has convertido? La vida te aplasta el pecho, te gasta la
cara con el viento arenoso, lleno de silencios y oscuridades desde donde grita
la noche. El tiempo se sufre con los ojos cerrados, pasa inadvertido cuando
morimos, cuando amamos sonámbulos de otros tiempos y otras tentaciones menos
corrosivas; las monjas vienen dando tumbos, gritando “pecador” y a la distancia
alcanzo a ver tu mano diciéndome adiós. Un adiós cobarde y perfectamente mal
articulado, con esos destellos de antaño, con interferencias oscilatorias en
degrado, hablando en tiempos que no puedo conjugar, usando otros cuerpos para
alimentar mi propia indiferencia y afán tempestuoso de morir encadenado a un corazón
de piedra. Mi corazón de hojalata se ha llenado de vicios e inmundicias
imposibles de decir. Tu corazón frente al espejo es efímero y polimórfico, hoy
puede no querer aparecer frente a los ojos del espectador que se perdió en el zumbido
de tus ojos, esperando recoger la miseria de tu amor…
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